jueves, 2 de julio de 2015

Mi lugar favorito en el mundo.

Tenemos el sol de frente y tu pelo castaño brilla tornándose de un color miel.
Sientes mi mirada y volteas la cara.
Fijas, con dulzura, tus ojos color chocolate en los míos y me sonríes.
Es una sonrisa (de muchas otras) que me vuelve loca.
Mi lugar favorito en el mundo, sin duda alguna, es estar entre tus brazos. Cuando, con uno, me agarras por la cintura y con el otro me coges de la mano y entrelazamos los dedos.
Mis vistas preferidas son todas las veces que regreso a tu habitación y te encuentro dormido sobre la cama. Sentir en tu pecho la respiración.
Acurrucarme a tu lado y acariciar tu piel aprovechando la desnudez.
Oler la fragancia de tu cuello. Me gusta porque huele a ti.

Y tus besos. Qué decir de tus besos, si cuando me atrapas entre tus labios me gustaría poder morir en estos.
Absorber tu vida a través de ellos.
Que me muerdas las dudas y las penas.

Me gustaría ser tus alegrías y tus noches en vela.
Me gustaría ser la única que adivine tus sueños y la única con la que quieras vivirlos.
Me gustaría ser tus sonrisas y tus malos humores. Tu ganas de vivir la vida y tus ganas de tirar la toalla.
Me gustaría ser la primera en tu vida. Y la última.
Me gustaría ser la aprendiz de tu mundo y que tu fueras el mío.

Son tantas las cosas que me gustaría poder vivir a tu lado que, a veces, se me olvida que ni siquiera recuerdas mi nombre, ni mis sonrisas, ni mis ganas de ti. A veces, ni siquiera recuerdas que un día te dije que soñaba contigo.