miércoles, 5 de agosto de 2015

Personas.

Y que con el tiempo, he aprendido que los caminos se bifurcan como ley de vida, que las personas van y vienen y que lo único que nos quedará, siempre, son los momentos.
Disfrutar del presente con las personas que están y dejar de preocuparnos por las que estuvieron o podrían estar.
Que no es necesario congeniar con todo el mundo ni todo el mundo debe congeniar contigo.
Que el rencor es como el gusanito que se come la manzana.
Que hace falta más amabilidad y más sonrisas en el día a día.
Aprender a ser felices con las decisiones que tomamos y ser consecuentes con nuestros actos.
Intentar querernos un poquito más, cada día, a nosotros mismos. Valorarnos y respetarnos.
He aprendido a alejarme de los malos aires y de las promesas de algodón de azúcar.

Es más fácil así.