domingo, 17 de mayo de 2015

El envoltorio no se come.



Hoy, estando con unos amigos, ha salido el tema de las relaciones de pareja.
Mientras escuchaba atentamente cada historia, pensaba en la belleza que desprendían sus palabras. Tan llenas de amor.
Todas y cada una de ellas estaban impregnadas de seguridad, energía y pasión.
Mi cabeza veía las imágenes que estas me transmitían y pensaba: “ojalá algún día yo pueda hablar sobre alguien de esa forma”.
Es cierto que, a mi edad, no debería preocuparme por el hecho de que se me pase el arroz ni nada de eso. Pero cuando llega la noche, desearía poder besar la frente de otra persona y dedicarle mi última sonrisa del día.
Quizás tengan razón a la hora de criticar mis expectativas y mis “altas” exigencias… pero yo creo que, en lo único que podemos elegir verdaderamente en la vida, es en el amor ¿por qué me tendría que contentar con cualquier cosa?
No quiero conformarme con la primera persona que se cruce en mi camino por el simple hecho de sentirme sola. No. Quiero poder conocer a gente de todos los rincones, de cada ideología, con diferentes formas de ver la vida.
No voy a decir que no sigo las estúpidas modas que nos implantan porque sería hipócrita, pero creo que se nos está yendo de las manos.
Ahora solo nos importan unos abdominales definidos, un culo de escándalo y unas pestañas con un bote entero de rímel. Que no sobrepase la talla 32-34 y no baje de la 95. Que sean unos chulos y lleven gorra en días de lluvia.
Muchos cuerpos bonitos pero con exceso de mentes vacías. Se me hace tan difícil encontrar a alguien que no sea de plástico…
¿De qué sirve estar con una persona súper popular, buenorra guapísima de la muerte y que se ponga como título de foto en Instagram “TOP”, si a la hora de la verdad, tan solo puede hablar de su ego y de los tronistas que hay esta semana en MHYV?
Prefiero estar felizmente soltera si son estos los hombres que, algún día, serán los padres de las futuras generaciones.
No quiero que me escriban “ola wapa kieress kedah??”, no quiero ser una súper modelo ni una estúpida Barbie, no quiero ser un bote de maquillaje con patas.
¿Guapos? Claro que quiero un chico guapo y atractivo, pero que sepa educación y un mínimo de cultura.
Parece ser que, el hecho de que te vean con un buen libro en la mano, es sinónimo de “insociable, antipática, rara…”. Prefiero ser rara, pero culta. Prefiero ser “gorda” por usar la 34-36 y tener curvas, prefiero ser una borde por no intentar ser la más guay ni popular. Prefiero tener “mal gusto” por gustarme los cerebros usados.
No soy ningún espécimen raro, lo aseguro. Salgo de fiesta con mis amigos como todo el mundo, río y disfruto como la que más, hago deporte, escucho música, voy al cine... Pero también estudio, leo, hago teatro, escribo… En definitiva: Vivo. ¡¡Tengo vida!!
¿Cómo no va a ir mal el mundo si lo que predominan son simios y borregos?
Aun así, tengo esperanzas de poder encontrar a una persona que merezca la pena, con la que pueda pasar mi vida entera.
Alguien que prefiera el caramelo y no el envoltorio.
Tiempo al tiempo.

viernes, 15 de mayo de 2015

veinte poemas de amor y una canción desesperada.

Historias de amor.

Aunque no sea de vivir muchas aventuras de ese tipo, aun confío en que cada persona tiene a su alma gemela por ahí escondida, tan solo hacen falta las suficientes ganas para ir en su busca.
Tocar con pasión.
Escribir veinte poemas de amor después de cada beso y una canción desesperada tras una discusión.
Cerrar los ojos y dejarse caer al vacío de tus brazos. Esos que no me soltarán nunca.
Perderme en tus ojos y encontrarme en tus labios.
Sentir calor en cada beso
Que tus manos busquen cada centímetro nuevo de mi cuerpo y me agarren fuerte para que no me vaya.
Que tus labios me susurren al oído lo mucho que me quieres y que mi cuello sea testigo.

No sabes lo mucho que te espero.
En mi cama siempre hace frío.