viernes, 6 de mayo de 2016

Quizá.

La vida es un proceso lento y continuo de toma de decisiones.
Algunas, nos hacen sentir bien y nos llenan de orgullo.
Otras, nos golpean el corazón y la mente cada vez que se asoman a la puerta de los recuerdos.
Y muchas que, son tan nimias, que ni siquiera las llegamos a tener en cuenta.

Confieso que he tomado demasiadas malas decisiones. Son mi punto fuerte.
Aquel día cuando decidí hablarle mal a esa mujer cuando ella ni siquiera tenía la culpa de que el café estuviera demasiado caliente.
Hace unos meses cuando el egoísmo habló por mí en aquella reunión de trabajo.
La semana pasada cuando le negué la entrada a mi corazón a aquel chico tan majo de la biblioteca.

También, fue una mala idea el hecho de apuntarme a rubgy sabiendo que no paso del 1.60 y que mis pies no se coordinan muy bien entre ellos.

A estas alturas de la vida, me gusta pensar cómo sería mi vida si hubiese hecho totalmente lo contrario a lo que decidí en ese momento. Quizá ahora sería más fuerte... Quizá sería más inteligente... Quizá tendría un gran novio... Quizá la gente me miraría de otra manera...
Quizá.
Quizá.
Pero, ¿cómo sé si verdaderamente estoy donde quiero estar?
Miles de preguntas sin sentido y sin respuesta llaman a mi mente cada día, cada noche... pero nunca consigo llegar a una conclusión y termino dormida mucho antes de recordar en qué parte de la ecuación me estanqué.

Quizá, si hubiera tenido el valor de plantarle cara a la vida, en muchas ocasiones, ahora mismo podría admirarme a mí misma y sentirme orgullosa de los pasos que di en su momento.
Pero, a veces, el camino se hace largo, pesado y duro... y dan ganas de tirar la toalla... y dejar que sea otro el que se ponga a delirar sobre la conspiración del universo, el porqué de las cosas y el destino de los "quizá".
A veces, solo tengo ganas de dormir y dejar la mente en blanco y que todo me dé igual... y que pasen los otoños sin preocuparme sobre si las hojas se caen demasiado deprisa.

Quizá, si dejara de cuestionarme cada palabra que pasa por mi mente a cien por hora y dejara de tener control sobre cada acción que ocurre en mi vida...
Quizá, si dejara de tener miedo a ser yo misma...
Quizá, si me aceptara tal y como soy...